Este miércoles que la iglesia católica conmemore el Día de la Santa Ceniza, será una fecha que determine el inicio de un periodo de preparación en cada cristiano para que viva de una manera intensa la pasión y muerte de Jesús, y que reciba su espíritu en el domingo de pascua o resurrección en la Semana Mayor o Semana Santa.
Con la insignia de la cruz en la frente cada fiel sabe y se compromete en que, a través del sacrificio, las obras y la penitencia, tiene que limpiarse del pecado antes de que lo sorprenda la muerte. Como un ser renovado quien viva lo mismo que vivió Jesús en el desierto antes de ser crucificado y muerto, puede tener la certeza que la promesa de Dios sobre una vida eterna le será concedida.
Este tiempo denominado Cuaresma se trata de vivir cuarenta días evocando y acompañando al hijo de Dios en todo su recorrido durante la Pasión, Muerte y su Resurrección. Para vivir una Cuaresma realmente verdadera, los cristianos deben arrepentirse de todas las obras malas y tentativas a las que han sucumbido, y a través de la confesión lograr purificar el alma para hacer una conversión verdadera que redirá el camino de amor, fe y de reconocimiento del poder de Dios.
¿De dónde viene la ceniza de la Santa Cruz?
Ya conocemos las sabias palabras del Misal Romano que se dicen al imponer la ceniza, estas frases son asimiladas al proceso de la combustión de la madera, que después de ser un todo, a través del fuego llegan a convertirse en casi nada.
Así, el significado bíblico que tienen las cenizas es de que aquel polvo o residuo, es lo que queda de la combustión total de algo. En la Biblia se le mencionan relacionándola con la idea del estado final en que quedan los huesos de los muertos. Así, junto con el polvo y el cilicio, era símbolo de humillación, dolor y duelo.
De hecho en la antigua tradición judía, cubrir el cuerpo de ceniza después de cometer pecado o como un acto de antesala para recibir de manera purificada algún acontecimiento, era la práctica que les permitía estar más cerca de Dios a través del arrepentimiento.
Job 42:6:6: “Por tanto me aborrezco, y me arrepiento En el polvo y en la ceniza.
Ester 4:3:3: “Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los Judíos grande luto, y ayuno, y lloro, y lamentación: saco y ceniza era la cama de muchos”.
La Cuaresma
La Cuaresma es el tiempo de 40 días que recuerda a los fieles los mismos cuarenta días en que Jesús se retiró hacia el desierto para estar a solas orando y ayunando antes de iniciar su vida pública.
En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.
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