El gobierno de Italia concentra esfuerzos y recursos para tratar de aplacar la curva de mortalidad del coronavirus. En ese contexto, el fútbol aporta un caso atípico: un paciente que fue diagnosticado por tercera vez con Covid-19. Se trata del portero del Atalanta Marco Sportiello.
Pese a que no tiene síntomas, Sportiello, de 27 años, no puede curarse. Pasó un mes en cuarentena hasta que el pasado miércoles le volvieron a hacer el test. Otra vez indicó que tiene el virus en su cuerpo.
Había sido diagnosticado por primera vez el 20 de marzo. Quince días más tarde volvieron a testearlo. Continuó con la cuarentena, entrenándose en su domicilio.
Bérgamo es una de las ciudades más castigadas por la pandemia, que en Europa tuvo su epicentro en el norte de Italia. Sportiello, sin embargo, es el único futbolista del club de la Serie A que contrajo la enfermedad.
De acuerdo a la prensa italiana, el arquero se habría contagiado en el partido de vuelta de la serie de octavos de final de la UEFA Champions League frente a Valencia.
Ese encuentro se disputó en Mestalla a puertas cerradas, a pocos días de que los gobiernos del mundo decretaran, casi al unísono, las medidas de restricción social. Aquella noche, los italianos ganaron 4 a 3 en condición de visitante y clasificaron a la siguiente ronda del torneo. Aún no hay fechas para los partidos de octavos que restan disputarse.
Según testimonio de la comunidad científica italiana, el partido de ida de esa serie entre Atalanta y Valencia, disputado el 19 de febrero en el estadio San Siro, fue “la hora cero” del contagio del virus en territorio italiano.
“Entonces no teníamos cognición de lo que pasaba . En Italia el paciente uno emergió el 23 de febrero. Si es verdad que el virus ya circulaba, es muy probable que los 40.000 bergamascos que fueron a la cancha de San Siro se intercambiaron virus”, dijo el alcalde de Bérgamo, Giogo Giori.
Atalanta había decidido mudar la localia al San Siro, en Milán, ya que las autoridades solo le permitían vender 16 mil entradas.
Por entonces ya regían incipientes medidas de aislamiento social que luego derivarían en la restricción plena. Se estima que 23 mil hinchas partieron desde Bérgamo. Y los que no pudieron ingresar al estadio recorrieron las calles de la ciudad, deambulando por bares y plazas públicas. Por eso se considera a ese encuentro como “una bomba biológica”.
Curiosamente, Sportiello no atajó en la ida. Ocupó un lugar en el banco de suplentes. El titular fue su compañero Pierluigi Gollini.
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