En un capítulo cargado de sangre y venganza llegó a su final la novela “La Sultana” que transmitió la cadena Telemundo a las 8 de la noche.
La interesante historia de Kosem, la Sultana que marcó la historia de una nación, convirtiéndose en una de las mujeres más poderosas del siglo 17, fue protagonizada por Beren Saat, Anastasia Tsilimpiou, Ekin Koç y Hülya Avşar.
El dramático turco que comenzó relatando como el Sultán Ahmed I ascendió al trono y se obsesionó con Anastasia, una bella e inocente joven raptada para convertirla en esclava del harem, transitó un largo camino hasta convertirla en Kosem, la mujer que dominó con todo lo que pudo al Imperio Otomano. ¿Qué pasó con los aliados y los enemigos de la poderosa mujer? Sigue Leyendo…
Lo que tienes que saber:
En medio de la rebelión causada por los Jenízaros, la Sultana Humashá intenta huir en un barco junto a la esposa y el pequeño príncipe hijo del depuesto Sultán Osmán, pero inevitablemente son encontradas por los rebeldes que le roban al niño.
Entre tanto, el Sultán Osmán vivía su peor pesadilla, al verse amenazado de muerte por el bando de los rebeldes leales al malvado Davut Pasha. Este lo mandó a encerrar en una fortaleza, pero antes no perdió la oportunidad de humillarlo y mandó a que se lo llevarán en una carreta mientras le gritaban por el camino traidor. La esposa del derrocado Sultán corría detrás para alcanzarlo en ese momento de tribulación.
Mientras todo esto sucedía, Kosem se reunió con sus hijos a quienes había creído muertos y que estában al cuidado de su aliado Burbulaga. De allí, la mujer sale corriendo para tratar de impedir que le quitaran la vida al hijo mayor del sultán Ahmed (Osmán), pero lamentablemente llegó tarde.
La brutal muerte del Sultán Osman a manos de sus enemigos
A pesar de prometerle a los Jenízaros que el depuesto Sultán Osman, no sería asesinado, el perverso Davu Pasha no cumplió su palabra y luego de llevarlo a su lugar de reclusión, le ordenó a sus hombres ejecutarlo.
El joven que hasta hace poco, había sido el hombre más importante del Imperio Otomano, luchó con uñas y dientes para evitar que lo ahorcarán. Sacó fuerzas y en varias ocasiones logró que la soga no lo axfisiara, pero uno de sus verdugos lo apuñaló en su parte baja y finalmente lograron su objetivo. Ya tendido en el suelo y sin vida, el esposo de la maléfica sultana Dilruba, le cortó una oreja como trofeo y se la llevó a la sultana Halime como prueba de su venganza.
Justo cuándo Davut Pashá estaba saliendo de matar al Sultán Osmán llegó desesperada Kosem, quien al darse cuenta de lo ocurrido le dijo: “No morirás sin antes pagar por esto”. Ella lloró al ver a su hijo de crianza tendido en el suelo sin vida, a pesar de que éste ordenó la muerte de su primer hijo con el sultán Ahmed.
La Venganza de Kosem en contra de los traidores
“Maldito Davut Pasha, te ahogarás en la sangre que derramaste”, sentenció Kosem quien ordenó acabar con los traidores antes de que se ascendiera al trono a un nuevo Sultán.
Celebrando su triunfo se encontraban la malvada Sultana Dilruba con el despreciable Davut Pasha. “Tu hermano ya está en el trono y todo lo que hice, lo hice por ti”, le dice el calculador asesino quién la abraza y la besa, justo en el momento que llegan unos soldados a llevárselo detenido. La confundida hija de la sultana Halime, piensa que se trata de una orden de Kosem, pero su propia madre le aclara que ella lo hizo.
“Fui yo quién ordenó arrestarlo”, le dice Halime. Sabes bien que hice lo que pude para salvarnos, si no les entregamos a alguién moriremos todos”. Pero, Dilruba le suplicó: “Madre ayúdalo no puedo vivir sin él”. Como respuesta final la madre del Sultán Mustafá le dijo sin remordimientos: “Demasiado tarde Dilruba”.
Davut Pashá y sus aliados conocen la furia de Kosem
A Davut Pasha lo traen donde está Kosem, quien lo recibe preguntándole si recordaba la soga que traía en sus manos, mientras ella le acota: “Todavía tiene la sangre de mi hijo”. A lo que el hombre que tramó toda la rebelión para llevar de nuevo al trono a Mustafá, le pregunta en tono sarcástico:¿Qué vas a ejecutarme tú? Pero una altiva Kosem, le responde: “Jamás dejaría que tu sangre asquerosa tocara mis manos”. Ella ordena a los verdugos que lo maten lentamente, que grite de dolor y que ruege por su vida” y salió de allí.
Al traidor Davut, lo golpearon salvajemente y lo axfisiaron con la misma soga que usaron para acabar con la vida del Sultán Osman. Igual suerte, corrieron uno a uno los hombres que traicionaron al Imperio que encabezaba el pirmer hijo del Sultán Ahmen. Todos antes de morir escucharon el mensaje de : “La Sultana Kosem le envía sus saludos”.
El Turno de pagar de Halime y su hija Dilruba
Mientras la sultana Dilruba caminaba altivamente por uno de los pasillos del castillo, una de las subditas llamó su atención al decirle que “saludos le enviaba la sultana Kosem”. La malvada mujer que mandó a matar a los hijos de Kosem y tramó el plan junto a su marido, para que su hermano Mustafá llegara de nuevo al trono costara lo que costara, murió al ser atravezada en su zona abdominal por la espada de esa mujer.
Por su lado, feliz e ignorando todo lo sucedido con su hija, la sultana Halime disfrutaba de una animada comida junto a su hijo Mustafá, cuando una de las sirvientas se le acercó luego de que esta se tomara una bebida, para dejarle saber que se había tomado un veneno. La súbdita le dijo la consabida frase de : “Saludos le manda la Sultana Kosem”. La perfida mujer, que hizo hasta lo imposible para que el enfermo mental de su hijo, llegara al máximo puesto de poder en el Imperio, comenzó a toser y cayó al piso llamando a su hijo Mustafá, que no entendía lo que estaba sucediendo.
Kosem presenta al nuevo Sultán, su hijo Murad
En el Palacio, se viste de gala la Sultana Kosem, quien se pone el anillo que le heredó la Sultana Safiye. Ya ha pasado la tormenta y todos sus enemigos fueron eliminados. LLegó el tiempo de una nueva era. La poderosa mujer camina con su hijo Murad vestido de Sultán, mientras le dice: “Jamás te perderás en la tormenta, yo estaré aquí para guiarte. El Fuego no te quemará, el frío no te afectará. Siempre estaré aquí contigo para acompañarte”.
Ambos se asoman al balcón del Palacio, donde se ven a todos los miembros del éjercito. Ellos le gritán: “!Larga vida a la Sultana Kosem! !Larga vida al Sultán Murad!.
FIN
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