Apenas arrancó el debate presidencial, los candidatos abrieron fuego hablando de cómo debe ser interpretada la Constitución, si es que acaso los jueces tienen el derecho de hacerlo o si se debe guardar fidelidad al texto escrito por los padres de la nación. Acto seguido, se tocó el tema del derecho de los ciudadanos de portar armas, siguiendo la Segunda Enmienda (Second Amendment) de la constitución.
La Segunda Enmienda sostiene: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas, no será infringido”. (“A well regulated militia, being necessary to the security of a free state, the right of the people to keep and bear arms, shall not be infringed”).
La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América es parte de la llamada Carta de Derechos aprobada el 15 de diciembre de 1791.
A principios del mes de agosto, Donald Trump, causó revuelo y polémica con estas candentes declaraciones, que para algunos fueron tomadas como una amenaza contra la candidata demócrata:
“Hillary Clinton quiere abolir, esencialmente abolir la Segunda Enmienda. Por cierto, si ella elige a los jueces, no hay nada que puedan hacer, amigos. Aunque está la gente de la Segunda Enmienda, tal vez haya algo, no lo sé”, aseguró Trump.
En aquel momento Robby Mook, jefe de campaña de Clinton, respondió al republicano a través de un comunicado donde podía leerse: “Esto es simple: lo que está diciendo Trump es peligroso. Una persona que busca ser presidente de los Estados Unidos no debe sugerir violencia de ninguna forma”, afirmó.