La división que provocó en el pueblo brasileño la contienda política entre Jair Bolsonaro y Lula da Silva llegó hasta la religión. Un sacerdote abandonó una misa al descubrir que entre sus feligresas había una votante de Lula.
La imagen sorprendió a todos lo religiosos: el cura, el encargado de oficiar la misa, se quitaba la casulla y la estola y abandonaba la ceremonia. Ocurrió en Goiania, en el centro de Brasil. El padre había advertido que entre sus feligreses había una mujer que en las elecciones del 30 de octubre del 2022 había votado a Luiz Inázio Lula da Silva.
El escándalo tuvo lugar en la Iglesia Matriz Inmaculado Corazón de María en el municipio de Nerópolis.
El abandono del recinto por parte del cura se produjo luego de una discusión que mantuvo con la votante de Lula. Cabe recordar que Lula, referente del Partido de los Trabajadores, acaba de imponerse en las elecciones sobre el actual presidente Jair Bolsonaro, a quien sucederá a partir de enero del 2023.
El triunfo de Lula, lo que marca su regreso a la presidencia del gigante sudamericano, se dio de modo muy ajustado, por una diferencia de apenas poco más que 2 millones de votos. La paridad hace que en la sociedad brasileña se viva un grado de tensión y división extremas.
El repudio de los fieles
Claro que entre los asistentes a la misa no había un solo votante de Lula. La mujer que discutió con el cura tuvo el apoyo de varias personas. Muchos de los religiosos acusaron al sacerdote de ser un dictador. Y comenzaron, al unísono, a realizar la ‘L’ con los dedos, el gesto que identifica al presidente electo.
El cura, Danilo Neto, al ver que el reciento se le oponía, tomó el micrófono y solicitó que todos los votantes de Lula abandonaran la iglesia. Lejos de amilanarse, los simpatizantes de Da Silva permanecieron en sus butacas.
“¿Y? Entonces bien. Ustedes no precisan de un cura. Entonces, voy a dejar la parroquia”, fue la respuesta del cura al ver que nadie acataba su orden.
Repudio de autoridades
La religión es un tema de estado en Brasil. El escándalo se volvió noticia a nivel nacional. La la Diócesos de Anápolis, de la que depende la Iglesia de Nerópolis, tuvo que salir a aclarar el asunto.
“La Diócesis de Anápolis lamenta profundamente el episodio ocurrido durante la celebración de la Santa Misa el 6 de noviembre en la Parroquia Inmaculado Corazón de María en Nerópolis. El obispo diocesano, al tomar conocimiento del hecho, está acompañando personalmente la situación y tomará las medidas debidas”, se lee en el comunicado que firman las autoridaes eclesiástica de Anápolis.
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