Una de las principales problemáticas con las que se ven enfrentados padres de niños con alguna discapacidad, tiene que ver con el tema de su desarrollo escolar.
Y es que a pesar de que por muchos años se ha defendido la importancia de la inclusión como herramienta para garantizar el acceso de todos los niños a la educación, en la práctica todavía falta mucho camino por recorrer para que tanto maestros como personal escolar contribuyan de la mejor manera para lograr que los pequeños con discapacidad puedan desarrollar al máximo sus habilidades, a su propio ritmo de aprendizaje.
La propia Organización de Naciones Unidas ha manifestado preocupaciones, tras advertir que por lo menos el 10% de la población mundial tiene alguna discapacidad, y la amplia mayoría, el 80% vive en países en vía de desarrollo, que no invierte los recursos necesarios, por lo que la inclusión educativa, bien aplicada, resulta un modo eficaz para garantizar oportunidades a esa población y mejor calidad de vida.
Así lo advierte la experta en inclusión educativa, Claudia Pilar Martínez, quien asegura que en más de 20 años de experiencia trabajando con niños con discapacidad, ha entendido que se requiere de mayor compromiso por parte de estamentos escolares que no utilizan programas de inclusión, para potenciar lo mucho que todos los niños pueden desarrollar.
“La inclusión educativa es la oportunidad que como sociedad debemos brindar a los estudiantes con discapacidad, pues así estamos garantizando no solo que tengan el derecho a la educación sino a ser acogidos como parte importante del sistema educativo”, asegura la educadora especial, con maestría en evaluación de la calidad de la educación de la Universidad Externado de Colombia.
La maestra de apoyo, quien ha adelantado su carrera mayormente en instituciones con población educativa vulnerable, agrega que a fin de que la inclusión funcione, se requiere que los maestros estén dispuestos a crear lo que llama “ajustes razonables” en el currículo de cada grado.
“Es muy importante que los docentes entiendan la situación de cada niño y de ahí partan para crear ajustes individuales que puedan hacer que los estudiantes con discapacidad entiendan y asimilen los temas que se enseñan”, agrega la licenciada Claudia Pilar Martínez, quien menciona otra clave para el éxito.
“Los maestros de aula deben trabajar en equipo con los docentes de inclusión para generar estrategias que conduzcan al aprendizaje de manera más fácil y efectiva. Por ejemplo, si en multiplicación decimos que 5×3 es igual a 15, y un niño con discapacidad no entiende ese concepto, podemos buscar la manera de hacer un ajuste y recurrir a sumar el 5 tres veces para obtener el mismo resultado”, explica la experta en inclusión educativa. “O si estamos enseñando la célula, y el niño no sabe leer o escribir todavía, podemos recurrir a medios audiovisuales. Se trata de ser creativos”.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO), la educación inclusiva se entiende como “el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación”.
Asimismo, UNESCO advierte que “involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niño/as del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niños”.