Un equipo de profesionales dirigidos por investigadores de la Escuela da Salud Global Paul G. Allen de la Universidad Estatal de Washington (WSU), en los Estados Unidos, descubrió en un murciélago ruso el virus Khosta-2, el cual puede ingresar a las células del cuerpo humano, y ser resistentes tanto a los anticuerpos monoclonales como al suero de personas vacunadas contra el SARS-CoV-2.
El virus pertenece a la misma subcategoría del coronavirus del SARS-CoV-2- y presenta “rasgos preocupantes”, según el estudio publicado en la revista PLoS Pathogens.
“Nuestra investigación demuestra además que los sarbecovirus que circulan en la fauna silvestre fuera de Asia -incluso en lugares como el oeste de Rusia, donde se encontró el virus Khosta-2- también suponen una amenaza para la salud mundial y las campañas de vacunación en curso contra el SARS-CoV-2″, señala Michael Letko, virólogo de la WSU y autor correspondiente del estudio.
Khosta-1 y Khosta-2
Es de señalar, que, a finales del año 2020, los virus Khosta-1 y Khosta-2 fueron descubiertos en murciélagos en Rusia, pero en aquel momento no se le dio relevancia al hallazgo presumiendo que estos virus eran inocuos para los seres humanos.
Sin embargo, el autor de la investigación de la WSU, Michael Letko, en asocio con los profesionales, Stephanie Seifert, ecóloga viral y Bonnie Gunn, inmunóloga viral, de la misma universidad, iniciaron un estudio de los dos virus recién descubiertos, y según informa el medio El Mundo, mediante análisis con cultivos celulares, los científicos comprobaron, en primer lugar, si las proteínas de la espícula de esos virus eran capaces de unirse a receptores de las células humanas bajo diferentes condiciones.
El experimento arrojó resultados que mostraron que el Khosta-1, era un virus de bajo riesgo para los humanos, pero que el denominado Khosta-2, sí era capaz de “entrar” en las células humanas, utilizando además la misma “puerta” que emplea el virus del SARS-CoV-2, el receptor ACE2.
De hecho, el equipo investigador, comprobó que al utilizar suero humano de personas vacunadas contra el Covid-19, y suero de aquellas personas infectadas de la variante ómicron, las proteínas de la espícula del Khosta-2 presentaban resistencia a los anticuerpos generados frente al SARS-CoV-2 como a las vacunas desarrolladas para neutralizar el patógeno.
“Genéticamente, estos extraños virus rusos se parecían a otros que habían sido descubiertos en otras partes del mundo, pero como no se parecían al SARS-CoV-2, nadie pensó que fueran realmente algo para emocionarse demasiado”, reconoce el virólogo Letko. “Pero cuando los estudiamos más, nos sorprendió mucho descubrir que podían infectar células humanas. Eso cambia un poco nuestra comprensión de estos virus, de dónde vienen y de qué regiones son preocupantes”, añadió.
Para Isabel Sola, codirectora del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), este estudio vuelve a poner el foco sobre la necesidad de que la vigilancia epidemiológica sea global.
“Hallazgos como este descrito en el artículo reconfirman que los murciélagos de todos los continentes contienen nuevos coronavirus con capacidad de infectar células humanas. Podrían saltar desde el animal a un humano y transmitirse después entre humanos. Es decir, tienen potencial pandémico y tenemos que vigilarlos”, subraya.
“La vigilancia “implica tener sistemas que permitan diagnosticarlos y también significa que tenemos que prepararnos para defendernos de ellos”, continúa la investigadora.
Publica El Mundo que los autores del estudio sugieren que una medida clave para “protegernos” frente a estos patógenos potenciales sería desarrollar vacunas “universales”, comunes frente a los distintos parientes cercanos que tiene el SARS-CoV-2, una medida con la que coincide la codirectora Sola. “También nos podemos anticipar obteniendo anticuerpos que los neutralicen y evaluando la eficacia de antivirales”, expone.
“Aunque ya casi no nos acordamos de SARS-CoV-2, no podemos olvidar que la amenaza de otros virus pandémicos sigue ahí fuera, sobrevolando en murciélagos. Sería bueno que después de la pandemia hayamos aprendido esta lección”, concluye la investigadora.
¿Una vacuna universal?
Michael Letko sostiene que el descubrimiento del virus Khosta-2 pone de manifiesto la necesidad de desarrollar vacunas universales que protejan contra los sarbecovirus en general, y no sólo contra las variantes conocidas del SARS-CoV-2.
“En este momento, hay grupos que intentan idear una vacuna que no sólo proteja contra la siguiente variante del SARS-CoV-2, sino que nos proteja contra los sarbecovirus en general. Por desgracia, muchas de nuestras vacunas actuales están diseñadas para virus específicos que sabemos que infectan las células humanas o para aquellos que parecen suponer el mayor riesgo de infectarnos. Pero esa es una lista que cambia constantemente. Necesitamos ampliar el diseño de estas vacunas para proteger contra todos los sarbecovirus”, asegura.
El investigador, autor del estudio, además señala que lo positivo del estudio es que este nuevo virus carece de algunos de los genes que se cree que están implicados en la patogénesis en humanos, no obstante, resalta el riesgo de que el Khosta-2 pueda llegar a recombinarse con un segundo virus como el SARS-CoV-2.
“Cuando vemos que el SARS-2 tiene esta capacidad de propagarse desde los humanos a la fauna salvaje, y luego hay otros virus como el Khosta-2 esperando en esos animales con estas propiedades que realmente no queremos que tengan, se establece este escenario en el que sigues tirando los dados hasta que se combinan para hacer un virus potencialmente más arriesgado”, comenta Letko.
Los investigadores concluyeron diciendo que “la propagación zoonótica de sarbecovirus había llevado a la aparición de virus humanos altamente patógenos, poniendo de ejemplo al virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia mundial más grande de la historia moderna”.
“Investigadores de todo el mundo están acelerando el ritmo de los esfuerzos de descubrimiento viral, ampliando las bases de datos de secuencias con nuevos sarbecovirus animales en circulación. Si bien se han realizado algunos experimentos con los nuevos virus, varios siguen sin probarse y, por lo tanto, se desconoce su capacidad de transmisión a los humanos”, indicó InfoBae.
Finalmente, desde el Centro Nacional de Investigación Gamaleya, un departamento adscrito al Ministerio de Salud de Moscú, investigadores informaron estar llevando a cabo una “vigilancia continua” de los murciélagos que tienen su hábitat natural en las cuevas del Parque Nacional de Sochi a las afueras de la ciudad.
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