Fueron separadas con éxito las siamesas de Chicago unidas por el pecho

Un bebé de tres días de edad de la estación de neonatología de la clínica Buergerhospital

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Un bebé de tres días de edad de la estación de neonatología de la clínica BuergerhospitalThe disposal of the British WWII bomb that is planned for Sunday, September 3, 2017 requires the evacuation of up to 70,000 people. / AFP PHOTO / dpa / Frank Rumpenhorst / Germany OUT (Photo credit should read FRANK RUMPENHORST/DPA/AFP via Getty Images)

En una cirugía realizada el pasado 13 de octubre en la ciudad de Filadelfia, y la cual duró diez horas, finalmente fueron separadas las bebas siamesas Altobelli, quienes llevaban más de un año unidas por su abdomen y tórax, compartiendo un hígado, diafragma y pared abdominal.

“Separar siameses unidos siempre es un desafío, pues cada par de gemelos es único y presentan diferentes retos y consideraciones anatómicas”, señaló Holli L. Hedrick, la cirujana que encabezó la operación.

Luego de la separación, un equipo de cirujanos plásticos se encargó de reconstruir el pecho y el abdomen de cada una de las niñas. Addy y Lily como las nombraron sus padres, estaban a dos meses de cumplir su primer año de vida, cuando fueron sometidas a la separación de cuerpos.

Terminado el procedimiento quirúrgico, los padres pudieron contemplar con gran felicidad y por primera vez a cada una de sus hijas. “Verlas con sus cuerpos propios –sus cuerpos son simplemente perfectos– fue asombroso. Es simplemente indescriptible”, señaló Maggie, la madre, en declaraciones citadas por InfoBae.

Y es que según datos estadísticos sanitarias de los Estados Unidos, de cada 50 mil nacimientos en el país uno es de bebes siameses, y la pareja de Chicago Maggie y Dom Altobelli, tuvieron “la suerte” de hacer parte de estas cifras.

¿Cuál es la historia de estas bebés?

Maggie y Don estaban embarazados de 20 semanas, y todo transcurría aparentemente con normalidad. Lo único fuera de lo común era que el vientre de Maggie crecía muy rápido, y estaba muy grande, por lo que acudió a la realización de una ecografía rutinaria, para descartar cualquier anomalía.

La sorpresa no pudo ser mayor cuando la especialista encargada del examen muy sorprendida le mostró a la madre que en la pantalla se observaban a dos bebés en gestación. “‘Dios mío, ¿son dos?”, preguntó emocionada. Sin embargo, la técnica ecógrafo, tenía un rostro de preocupación, no dijo nada, y se retiró del consultorio por un momento para luego regresar con una médica, quien, al observar también las imágenes de la ecografía, mostro gran desconcierto. 

“Son dos, pero sus pequeños estómagos están conectados”, le dijo de a la madre, quien contestó con gran esperanza y positivismo: “Bueno, pues las separaremos”, sin dimensionar si era factible o no una cirugía de separación.

El caso de las siamesas Altobelli, llamó la atención de la sociedad estadounidense, y para fortuna de ellas y sus padres, el hospital CHOP se hizo cargo de su caso y de su cirugía. Este centro médico es uno de los pocos hospitales en todo el país que tiene gran experticia en cirugías de separación de siameses, separando a más de 28 pares de gemelos desde el año 1957.

En una entrevista concedida por los padres al programa Today Parents, de la televisión estadounidense, estos dijeron sentirse felices por este milagro medico de vida.

Un aparte de la entrevista, narró como Dom pregunta al personal médico que atendía a su esposa: “¿Qué quieres decir con que sus estómagos están conectados? ¿Eso existe?”.

Señaló, que después se reunieron con un especialista en fetos y que Maggie se sometió a diversas pruebas para comprobar si realmente sus bebés estaban conectadas y si compartían un corazón, ya que de ser así la intervención quirúrgica no hubiera podido llevarse a cabo.

Explicó que la cirujana que encabezó la cirugía, Holli L. Hendrick, indicó que se trataba de esperar que las niñas se alimentaran y crecieran juntas por un tiempo, para luego someterlas a una expansión de tejidos, que consistía en ayudarles a crecer algo de piel porque compartían la pared toráxica desde debajo de las clavículas hasta el ombligo.
 
De hecho, los médicos emplearon piel recién crecida de las bebés para poder sellar sus abdómenes tras la operación. Sin embargo, conforme crecían Addy y Lily enfrentaban complicaciones como el hecho de que su respiración podía ser complicada por compartir el pecho, además de que Lily era más grande que su hermana y su respiración dominaba.

Realizar la cirugía fue todo un desafío, separar el hígado no era nada fácil. Los radiólogos tuvieron que crear un modelo 3D de los hígados de las niñas que mostró a los médicos cómo estaban interconectados. “Era una gran masa hepática”, dijo Hedrick. “Tuvimos que resolver realmente la vasculatura: dónde se detiene un hígado y dónde empieza el otro”.

De acuerdo con ADN40, los médicos realizaron una ecografía de contraste durante la cirugía para guiar la separación. “Se inyecta un bebé y luego se ve cómo se ilumina el hígado para ella y luego, lentamente, el otro”, dijo Hendrick.

Además, la fuente informó que los médicos también tenían que cerciorarse si el diafragma seguía funcionando una vez que se había dividido.

Por su parte la declaración de Maggie Altobelli a Savannah y Hoda Kotb durante la entrevista, fue de que la operación “Fue muy surrealista, muy emotiva. Indicaron que “todo el día fue muy tranquilo y nos encomendamos a Dios, y así lo hemos hecho durante todo este viaje”.

La madre de las niñas también señaló que “tenemos mucha suerte de contar con cirujanos que saben lo que hacen y que realmente se esforzaron y cuidaron de nuestras niñas como si fueran suyas”.

El pasado 1 de diciembre la familia retornó a su hogar en Chicago, aunque las niñas tenían un tubo de respiración, que les será retirado cuando respiren cada una por si solas, sin contar que deben someterse a terapias y ejercicios físicos y emocionales que contribuyan a su pronta recuperación.
“Este es nuestro viaje. Es muy especial en muchos sentidos. Es bastante milagroso que estemos viviendo esta vida”, expresó Maggie.

El padre, Dom, entre tanto comentó muy emocionado que sus pequeñas “se sientan y se miran y sonríen y juegan”, añade que “Cada vez que están cerca se agarran las manos y las caras y se respiran”.

Ahora, Maggie y su esposo esperan que la historia de sus hijas inspire a muchos en la ayuda por recaudar fondos para que Hendrick y su equipo médico de trabajo continúen ayudando a otros casos de siameses. “La Doctora Holly Hedrick es nuestra Mujer Maravilla”, dijo Dom.

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