Mucho se viene hablando de los ensayos que científicos e investigadores de diferentes países del mundo están trabajando, contra reloj, para encontrar la vacuna efectiva y segura contra el gran flagelo del coronavirus.
Pero poco o nada se ha planteado sobre la otra cara de la moneda, de los voluntarios que se han unido a la causa para que se ensaye en ellos la mejor candidata de vacuna que pueda solucionar el gran problema de salud mundial como es el de la terrible pandemia.
A continuación, se encontrarán apartes de la experiencia de uno de los voluntarios del ensayo a gran escala de la vacuna que viene trabajando la Universidad de Oxford (Reino Unido) en contra el COVID-19 y que el 20 de julio sus investigadores anunciaron resultados iniciales prometedores, cuyo ensayo fue realizado a 1.077 personas, y que según datos obtenidos la vacuna produjo respuesta del sistema inmunológico y es segura.
Richard Fisher es el nombre del voluntario que fue inoculado con esta vacuna experimental y su relato comenzó diciendo: “Estoy aquí en el Hospital St George, en el sur de Londres, para evaluar si puedo ser voluntario en uno de los ensayos de la vacuna ChAdOx1 nCoV-19. Es para la etapa 3 a gran escala que yo me presenté como voluntario. En total habrá 10,000 voluntarios y nos dividirán al azar en dos grupos, afirmó Matthew Snape, uno de los científicos. Uno recibirá una vacuna que no ofrece ninguna protección contra el nuevo coronavirus y otro será inoculado con la vacuna de Oxford”.
El grupo que no recibirá la vacuna contra coronavirus será inoculado con otra vacuna llamada MenACWY (también Nimenrix o Menveo), que se utiliza para combatir la meningitis y la sepsis. Esta es la vacuna “de control” que permitirá comparar los efectos de aquella contra el coronavirus.
Los científicos eligieron para el grupo de control una vacuna en lugar de cualquier placebo por un motivo claro: asegurarse de que todos los voluntarios experimenten los efectos secundarios de una inoculación y no puedan deducir en qué grupo se encuentran.
“Luego de ver el video me preguntaron en detalle por mi historia médica o cualquier síntoma previo de COVID-19. Me tomaron muestras de sangre y tuve que firmar un documento que estipula varias obligaciones: permitiré, por ejemplo, que publiquen fotos de mi brazo inoculado y no donaré sangre”, dijo el participante.
Y agregó Fisher: “Como en cualquier ensayo clínico, los voluntarios debemos estar al tanto de los potenciales efectos secundarios, desde los más suaves (náusea, dolores de cabeza, etc.) hasta los más severos (como el síndrome de Guillain-Barré, que puede causar parálisis y ser fatal). También nos informaron sobre “posibilidades teóricas” de que la vacuna agrave los síntomas de la COVID-19”.
Para asegurar que los resultados del estudio sean confiables, tanto los médicos como los voluntarios ignoran si la vacuna inyectada es contra el coronavirus o es la de control.
“Una semana después, el 3 de julio, volví a la misma sala del Hospital St George donde tuve mi primera evaluación. Luego de semanas de espera y tras una breve inoculación, la vacuna finalmente circula en mi sangre”, añadió Richard.
“Luego de la inoculación vino la etapa de la larga espera. En mi caso, siete días después de recibir la vacuna, debo frotar mis amígdalas con un hisopo por 10 segundos. Luego debo colocar el mismo hisopo en un orificio nasal y llevarlo lo más arriba posible. He leído que, si haces esto correctamente, debes sentir que prácticamente estás “rozando tu cerebro”. Creo que esa imagen es un poco exagerada, pero debo confesar que esta prueba no es algo agradable”, afirmó el voluntario.
“Luego de tomar la muestra, debo colocarla en una bolsa sellada que va en una caja también sellada que dice: “Sustancia biológica categoría B”, y despacharla en buzones especiales de correo para “envíos prioritarios. Pocos días después recibí un mensaje de texto diciéndome que mi test de coronavirus había dado negativo”, aseguró el hombre.
“Además de hacer el hisopado, debo llenar un formulario con preguntas sobre mi comportamiento en la semana previa. Repetiré esta rutina semanal durante al menos cuatro meses. Y me tomarán muestras de sangre en el hospital hasta fines del año que viene”, declaró el participante.
“Hasta que sepamos con certeza que hay una vacuna efectiva, continuaré respetando las reglas de distanciamiento físico para proteger a mi esposa, mi hija, el resto de mi familia, mis amigos y todas las personas con las que me cruce en la calle”, puntualizó Richard.
Sigue a AhoraMismo en Instagram
“Me da satisfacción tener la oportunidad de jugar un rol muy pequeño, junto a otros 10,000 voluntarios, en un ensayo que tiene en vilo al mundo. Nunca había valorado tanto como ahora la importancia de ese proceso”, subrayó el voluntario.
Los resultados definitivos solo se conocerán con la fase 3 del ensayo clínico, en la que participan miles de voluntarios en Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.